Un conjunto de 3 lotes que se fusionaron para hacer un gran lote sobre la montaña, con vistas espectaculares hacia Acapulco diamante, fue el hogar de esta casa en proceso de obra. Se tuvo que adaptar a esta topografía, entre acantilados y piedras en la última fracción del lote. Decidimos dividir la casa en 3 zonas, las cuales no solo se reflejan en su interior sino también en el exterior, por medio de volúmenes blancos. Quisimos que estas formas, cubos y separaciones hablaran por si mismas, sin competir con acabados de ningún tipo.

Fue el mismo programa arquitectónico el que nos dio la pauta de como sería la forma de la casa con sus volados, vestíbulos a doble altura y puentes sobre la vegetación, dándole protagonismo a la alberca, la cual se desborda en infinito y conecta el volumen de servicios que se desplanta de la calle inferior que aloja áreas de servicio y un gimnasio. Esto se refleja en la alberca que vuela a manera de puente entre un terreno y otro, marcándo la topografía natural de los predios. Desde el inicio que hicimos la casa el cliente tenía muy en mente el hotel El Encanto, realizado por el arquitecto Aragonés, fue así como iniciamos una colaboración con otro arquitecto, sin tener contacto alguno con él, pero tomando su estilo y mezclándolo con el nuestro. El resultado, una casa funcional con una serie de puentes y volúmenes que marcan lo que pasa en el interior. Creemos que esta obra es un vivo ejemplo de que a veces hay que salir de la zona de confort para lograr el resultado que busca el cliente, quien es finalmente el que da vida a estos proyectos, mostrándonos que es posible adaptarse, cambiar y aprender de ellos.