Dos casas en condominio, en un terreno con una pendiente cortante del nivel de calle 9m de caída, tuvimos el reto de realizar estas casas poniendo como premisas la privacidad entre ellas y la orientación, así como el espacio en un predio que iba de angosto en frente de calle a ancho a la parte posterior formando una especie de abanico.

Dos casas en condominio, en un terreno con una pendiente cortante del nivel de calle 9m de caída, tuvimos el reto de realizar estas casas poniendo como premisas la privacidad entre ellas y la orientación, así como el espacio en un predio que iba de angosto en frente de calle a ancho a la parte posterior formando una especie de abanico.

El entorno boscoso al fondo fue nuestra premisa de cerrar completamente el conjunto hacia la calle sin una sola ventana y abrir completamente con fachadas de cristal a la parte posterior integrando la zona arbolada a las casas. Esto también nos permitió dar la privacidad que deseábamos entre una y otra ya que al tener el frente completamente cerrado por dos bloques de mármol travertino, los cuales también nos protegen del norte, impiden la vista entre vecinos. El segundo paso entre las dos casas es que, una vez tomadas estas dos premisas de privacidad y vista se procedió a modificarlas por las orientaciones, las cuales nos dieron ciertos ángulos por cada casa, formando una serie de patios interiores y exteriores, así como áreas ajardinadas separadas por las mismas casas.

Las dos con el mismo programa, nos enfocamos a que, aunque con diferentes ángulos y posición en el terreno, gozaran de las mismas condiciones como dobles alturas, privacidad y sobre todo integración con el bosque. Las azoteas fueron un factor importante ya cada casa está intersectada por un cubo de escaleras de concreto el cual corre por todos los niveles de cada una, desembocando en la quinta fachada y dándonos así el uso de toda la azotea de cada casa como un roof garden, el cual al estar las casas enterradas en el nivel más bajo del terreno se tiene la sensación de estar entre los árboles.

Más que una casa para habitar, quisimos dar una experiencia de vida, una casa en donde todos los espacios fueran tan abiertos como se permitiera pero a la vez siendo tan privados como un cuarto sin ventanas, quisimos que el usuario se sintiera en una fachada de cristal cuando en realidad esta flanqueado por dos grandes bloques volados de mármol, que lo protegen de la calle principal.